Sin pértiga y sin alas volará el lector por los cielos que este poeta atrapa y ofrece, luego de un fino trabajo de orfebrería, engarzados en sonetos que, desde su más rancio clasicismo, rebasan la tradición y cantan los temas del hombre contemporáneo, no muy distintos quizás a aquellos de sus orígenes: el amor, la amistad, las virtudes que enaltecen al ser humano, el arte y sus cultores, la poesía; todo ello en lenguaje que, sin renunciar a la sencillez, apela a giros, vocablos e imágenes de los que muchos poetas hoy se han apartado en favor de un coloquialismo a ultranza y que confieren a este conjunto una singular carga expresiva.
AUGURIOS DEL CIERVO No perturbes al ciervo junto al vado, sombra al ocaso y chispa en la pupila. Goza el ciervo del agua que destila en el húmedo abismo del bocado. No atribules al ciervo que asustado es un puro temblor mientras ventila con olfato intranquilo y asimila cada ruido a sus astas imantado. Baja la cornamenta entre la bruma y brillan en el agua ondas de espuma. Se bebe los segundos, queda inerte y otra vez al otear alza la testa, sabe bien del descuido y la respuesta cuando llega en las garras de la muerte.
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