A la memoria de Silvia Domínguez
Si la oralidad permitió a nuestros sitieros y esclavos hacer de las noches un espacio para soñar y emanciparse de las duras condiciones de su tiempo, si el miedo y el terror que hacían imprescindibles al abuelo del taburete, servían para crear aquel mundo mágico, si esta fue el caldo de cultivo donde creció nuestro ajiaco de ideas, en una policromía azarosa por sus fragmentaciones, en ocasiones irreconciliables por las pasiones y apetencias, si formó crédulos o incrédulos, si provocó el respeto o la indiferencia; hoy sigue sosteniendo, forjando un espacio al que no se puede renunciar y de cuya legitimidad, depende, en buena medida, la sustentación de nuestro propio reconocimiento. Se traduce en memoria histórica como fuente de sabiduría popular y en este entorno la décima, considerada nuestra estrofa nacional, es el epicentro de otro fenómeno cultural imprescindible: el punto cubano.
Los poetas repentistas nos han legado un patrimonio vital en su condición de cronistas de su tiempo. Más allá de la versificación ocasional, sus obras se enriquecen con los más variados temas, desde las inquietudes personales hasta los acontecimientos que le circundan y donde abarcan problemáticas sociales de toda índole. Precisamente por su protagonismo y aceptación popular comerciantes y dueños de cadenas de radio de la primera mitad del siglo XX les propiciaban anuncios publicitarios y actuaciones en sus programaciones.
Si volvemos páginas a los siglos XIX y XX podemos encontrar en el decimario popular la enorme riqueza de este acervo.
Dentro de los cultores de la décima han tenido más ascendencia aquellos que practicaban, desde su carismática personalidad, el humorismo; entre los más recordados: Celestino García Bertrand (1832-1909), Agobio Hernández Padrón (1917- ?), Aniano Coro Cordero (1907-1979) y Lázaro Prieto Rojas(1917- ?).
Celestino García, más que poeta repentista, es un ícono en mitos y leyendas tejidas a su alrededor. Tanto así que varias regiones de la provincia se han disputado su paternidad. Ha sido considerado, como Villaverde en la narrativa, el poeta decimista del siglo XIX -en Vueltabajo-, pues tuvo preponderancia y arraigo popular en todo este tiempo.
Su obra inserta los más disímiles temas del campo, las tradiciones familiares, las costumbres y significativos versos alrededor de la guerra del 95. Como son rescatadas en la memoria popular a veces hay variantes en las versiones. He aquí una de ellas.
Maceo llegó a un potrero de una viuda con honor y le pidió de favor cuatro caballos ligeros. Ella le dijo: Guerrero, ¿Eso quieres nada más? Tengo un potrero que está lleno de vaca y torete y también tengo un machete que pide la libertad.
Agobio Hernández, como estos poetas populares, se decía que hablaba en versos pues formaba parte de su carisma personal; de manera que su influencia decimística no solo irradiaba a los contemporáneos, sino que los motivaba a su memorización, pasto espiritual para las generaciones que, a veces con variantes lógicas, las hacían imperecederas.
En una de sus obras más ilustrativas se aprecia el don de la hospitalidad que le caracterizaba donde describe el entorno bucólico que le rodea.
Don Facundo, yo quisiera que usted se determinara y viniera y se paseara la zona vueltabajera para que entonces tuviera la plena satisfacción de visitar la mansión del campesino más feo que yo me figuro y creo que ha dado la creación. Si usted quiere visitar la morada del poeta, la dirección más completa de aquí le puedo mandar. Se desembarca en Pinar, coge la guagua a Portales y luego después que sales por un recto callejón, encuentras mi habitación dentro de unos aromales.
Aniano Coro se circunscribe a las motivaciones personales, a los detalles del entorno y a los imperativos de ocasión, signado siempre por la espontaneidad y el desenfado. Sus décimas más citadas tienen que ver con anécdotas humorísticas que le acompañaron hasta el final de sus días. Sus décimas a la guayabera se hicieron populares. Al final de ellas, dice:
Yo no le temo a la muerte que amenaza a la vejez, porque en fin de cuentas es cuestión de desgracia o suerte. Es inmóvil y es inerte, pero bajo nuestra espera, oigo como una quimera el último martillazo del que me está haciendo acaso la última guayabera.
Lázaro Prieto Rojas, paisano del barrio de Molina en los alrededores de Guane, utilizaba la estrofa para contar historias y anécdotas chistosas. Esta característica de su don versal le ganó el nombre de “poeta cuentero”. A este Cultor Excepcional de la Oralidad y premio Memoria Viva 2003 dedicaremos un segundo trabajo.
Poetas como Pablo León Alonso y Benito Hernández Cabrera nos han dejado también una impronta lírica fundamental.
Con este legado generacional hoy existen excelentes cultores: Leandro Camargo, Oniesis Gil, Juanito Rodríguez, Yasel García y otros. Para orgullo vueltabajero hay repentismo de calidad en toda la provincia.
La Casa de la Décima Celestino García, fundada en 2008, atesora en su Centro de Documentación buena parte de este tesoro decimístico en archivos de textos, audio y video; las compilaciones poéticas, muchas de ellas inéditas, han sido publicadas impresas o digitales en el sitio web Cuba Ala Décima, ediciones Loynaz, Frente de Afirmación Hispanista, Carta Lírica, Oriflama y ediciones Arique. El sitio web de Amauta tiene el propósito de publicar estos textos en su Biblioteca digital, empeño en el que estamos trabajando.
Los guateques en el Ranchón del Guamá y actividades o eventos donde participen los versadores son grabados en audio-video, transcritos y publicados para disfrute de los interesados.
El protagonismo de la estrofa mágica en los procesos de la oralidad nos advierte evidentemente la necesidad de su enaltecimiento y preservación, algo que en la actualidad ha venido confrontando un sensible deterioro, se necesita su presencia en la radio y la televisión, sobre todo territoriales, pues si bien algunos programas se han eliminado en la radio, otros se realizan con grabaciones de archivo y escasa o nula participación de los poetas. Es vital realizar grabaciones en audiovisuales de las controversias más relevantes que estimulen el conocimiento y difusión de estos cultores.
Por otra parte los proyectos que tienen al punto cubano como fundamento de su existencia necesitan ser autónomos, sustentables y sostenibles económicamente. La poca divulgación y la falta de eventos alrededor de la oralidad y la décima son muestras de que lejos de afianzarlas y revitalizarlas propician terrenos de omisión.
El hecho de que sea considerada la estrofa nacional y parte del complejo cultural que es el punto cubano -declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad- basta para que, deudores de su impronta, la acompañemos en el culto de los cubanos a sus tradiciones.
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