Oscar declama acompañado por el grupo Fulgor Campesino, en las claves Pepe Zambrana, Noviembre 2010

(A la memoria de Oscar, Adriel y Pepe)

Hoy escribimos desde casa, a distancia de los guateques y bailables de cada sábado, mas la buena memoria con su extensa dosis de archivos digitales de cada evento del que hemos sido testigos nos invita a celebrar la declaratoria del 8 de mayo como día del Son Cubano.

Es loable una jornada para este género fundacional (y no solo un día), expresión musical que permanece, y evoluciona como una de las esencias espirituales de nuestra idiosincrasia.

«El son es lo más sublime para el alma divertir», dice la canción; este es un ritmo alegre para cantar y bailar. Y se canta y se baila en la Casa de la Décima Celestino García en cada cita sabatina o en cada presentación de los poetas imbricando tradiciones y saberes del patrimonio cultural de la nación.

El son es un complejo cultural y sus composiciones tienen similitudes con la décima en lo referente a la impronta popular, carácter de los versos y la distribución en las frases y ritmos internos, textos que muestran marcada síntesis y la conexión con los instrumentos musicales; siendo el tres de indispensable presencia. En ambos los estribillos y la improvisación suelen ser de enfático gracejo.

Lo encontramos en los versos del poeta Lorenzo Suárez Crespo

Para la grama, el rocío;

axiomas del que aconseja

y al sol, cuando se refleja,

del Guamá el tierno macío.

Al estrado el desafío

sabatino del Ranchón

y ungidos por tradición

novicios o portadores,

poetas y bailadores

entre décimas y son.

No es solo la salmantina

en tonada y pie forzado

ni acaso el ritmo encordado

que entre los versos se afina,

ni  el diálogo que combina

temas, voces… Es la unión

de baile, improvisación,

humanísticos empeños

y al goce, en los lugareños,

ocho sílabas y un son.

José (Pepe) Zambrana con Juan Rodríguez en descarga sonera. Feria del Libro 2019, San Carlos de la Cabaña

Celebrar este acontecimiento es una muestra del acervo cultural de la música cubana que no solo nos une, sino que nos identifica. De manera que sus ritmos siguen siendo brújula criolla aquí y en cualquier parte del mundo donde convoque con su gracia.

La Casa de la Décima Celestino García de Pinar del Río tiene un estrado permanente para los poetas improvisadores y una escena dispuesta al baile para los amantes del son.

En este legado musical interpretativo permanecen en la memoria colectiva los solistas José (Pepe) Zambrana y Adriel Corrales Castillo, ídolos inolvidables del Ranchón.

Disfruta a Mongo Rives

Gira en 2014, presentación en el ranchón del Guamá

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2 comentarios en “OCHO SÍLABAS Y UN SON”

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