CRÓNICAS DESDE LA ORILLA DEL ALMA O EL HUMANO EJERCICIO DE LA BONDAD

Por: Irma Rodríguez Curbelo

(Presentación de La orilla del ALMA en Centro Hnos Loynaz, 4 de marzo 2022)

El arte es provocación, tiene que serlo; además motivar, seducir, enamorar, conmover, estremecer y desgarrar las entrañas y gustar, gustar mucho. El “gusto” me dicen en casa no es categoría estética, pues dígame usted: “si no le gusta”, ¿qué pasa?, “pues no lo consume”. Todas estas cuestiones (el plano semántico, temático, espiritual, problemática social, intención humanista) y más las pensaba cuando re-leía este libro de las ediciones Loynaz, colección El Fausto para la presentación y que en plena pandemia con su carga de sufrimientos cotidianos, Jesús Arencibia (uno de los humanos más bondadosos que conozco) nos llevaba y regalaba como antídoto de fe para nuestros males.

Me enamoré, en la primera cita, de la portada con esta excelente foto de Silvino Corveas; no hace falta conocer qué le dice el niño a su perrito; los dos en su historia de amor y bondad, con sus traseros indiferentes y despreocupados a la mirada del lente. En esta imagen hay implícita una historia que provoca y atrae al lector.

Cuarenta crónicas de veintiocho autores como parte de la Historia que reedita los hechos, los fija, en vívida reelaboración de la existencia humana en su anecdotario. Fueron publicadas inicialmente en la sección La Orilla del Alma del periódico Guerrillero; lamentable que haya desaparecido, se esperaba con ansias.

Este libro está bien concebido como obra artística. Imagen de portada, texto introductorio; orden, selección y edición de las crónicas. Solo como sugerencia a las ediciones Loynaz decir que publicaciones como estas pueden convertirse en un éxito comercial con una reimpresión de mejor calidad y ubicarlas en sitios de ventas digitales.

        El texto pórtico “Veintiún gramos de esencias” del premio Nacional de Periodismo José Aurelio Paz es una joya periodística, cito un fragmento:

Cuando la palabra parece a veces apagada por la oquedad de la noticia. Cuando el titular no es ese anzuelo de mosca que aparentemente inofensivo, te atrapa mortalmente. Cuando los periódicos se parecen tanto que son siameses irreconocibles e inseparables, aparece la crónica…

[…] Leer este grato conjunto de crónicas es hacer un clavado sobre el convulso océano de nuestra vida nacional, muchas veces pedestre, y tratar de nadar hacia la otra orilla; esa otra que no tiene geografía posible porque habita en nosotros mismos y que nos salva, cuando la sensibilidad es un producto altamente inflamable e inexplicable para los físicos. (Fin de cita)

La compilación tiene entre otros: la nostálgica añoranza de Nersys Felipe que nos devuelve una ciudad pinareña en espera por sus golondrinas de antaño, aunque tenga que pintar la fachada del Milanés;  muestra a  Martínez de Osaba, jugador entusiasta de los jonrones de un cangrejo y de su Minas de Matahambre; Yuliet Calaña hace una carrera de obstáculos (mujer que sabe contar los acosos hacia las mujeres sin melodramas); la maestría del profe Luis Sexto narrando bebidas ajenas, piropos y abuelos; además, demencias y angustias tratadas con el mejor de los medicamentos, la sensibilidad humana; una  radiografía en tono humorístico de un HH –salidero bache cualquiera- o los traumas provocados por el desmantelamiento de un central, cartas de amor, las eternas Mimas-abuelas, Anitas de acá o allá, abrazos, canciones, ciudades.

El humano ejercicio de la bondad como eje espiritual reúne en esta selección, sin renunciar a una mirada crítica: recuerdos, vivencias, curiosidades, identidades, tradiciones; las huellas posibles, el Tiempo.

Concuerdo con Aurelio Paz: te reconoces en estas historias y nos revelan que escondido en mi corazón hay un país. Al terminar de leer deseas ser parte de esos pequeños soles y, entre todos, un enorme astro ubicado en ese asteroide llamado Isla.

La orilla del Alma es un compendio que gusta, a mí me gusta. Y provoca, seduce, conmueve; pasaron, como dice el Poeta, por mis arenas y riachuelos… ojalá lleguen al suyo.

Gracias

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