Foto de Esteban Díaz Montesinos

El tabaco nace hecho: es regalo de la naturaleza al hombre, cuyo trabajo es manual y sumamente  selectivo, es producto del reino vegetal. Que se cultiva, se elabora, se merca y al final se consume con gran deleite en bocas humanas.” (Fernando Ortiz)

Venero la historia de esta planta y su impronta en la sociedad cubana, de manera que acudí a mis amigas, Las Musas, para hacerle mis cantos al tabaco; escogí la estrofa por excelencia del cubano, su estrofa nacional, la salmantina viajera peninsular.

CANTARES AL TABACO

  Pinar del Río, se dan
 tantas riquezas en ti
 que hacen más alto el rubí
 y más fértil a San Juan.
 En esas vegas están:
 las primicias del habano,
 el verso, el punto cubano
 los centenarios cantares,
 Canarias en sus juglares
 con la décima  en la mano.
  
 El sol que baña el ateje,
 la ceiba y la palma hermosa,
 extiende su mariposa
 de luz al cuyaguateje.
 Y el caminante que teje
 los sueños que el agua riega
 lleno de orgullo se entrega
 al goce del buen fumar
 cuando acude al paladar
 el tabaco de la vega.
  
 Tabaco, tabaco en flor
 de la planta a la cosecha,
 desde la capa a la mecha,
 del paladar al sabor.
 Del exquisito sopor
 hasta el orgullo que emana,
 desde la rubia mañana
 a la noche del ensueño,
 desde el suelo pinareño
 hasta la Patria  cubana.
  
  Canten unos a las glorias,
 otros canten los amores;
 los otros áureos fulgores
 para luz de las memorias.
 Cada uno en sus euforias
 de amor, conquistas, trabajo.
 mas yo en ferviente  agasajo
 como el fruto que se aferra,
 canto a Pinar y en su tierra,
 las vegas de Vuelta Abajo
   

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